06 noviembre 2010

Fasfud: The Passenger, de Chris Jones

El tipo no actualiza, pajero crónico, pero suma nuevas secciones como si nada.

Corto animado hecho por un sólo australiano, que tardó 8 años en realizar cada cosita con un nivel de obsesión rayano a la locura.

El resultado es... brillante.




Si se le animan al inglés, pásense por su pagina, y péguenle una especial mirada al meiquingof.

29 agosto 2010

De Dios, ángeles y otras pelotudeces por el estilo

Digamos que fui a comprar cigarrillos. Y tardé casi cuatro meses. Pero un día volví, mas viejo, más pelado, más forro y sin un solo gramo de experiencia adquirida, de conocimiento ganado. Sí, he vuelto y soy casi un Pablo Sirvén. Y deposito toda mi esperanza y salud mental en ese glorioso casi, queridos amigos.
Decía que volví. Y entre tanta naranja apelmazada frente al Congreso, entre tanto legislador amarillo, no pude menos que obligar a mi atea psiquis a incorporar un poco de la santa verdad láctea que nutre tanto almamóvil preocupado por la vida sexual ajena y el fetal bienestar; esa hermosa mezcla de misoginia, magia y ortibez nacida hace 4.000 años, al rayo del sol, en los recreitos entre el pastoreo, la lapidación y el linchamiento ocasional. Fue así que me vi Legión, cinematográfica advertencia de lo que nos va a ocurrir si no dejamos de ser tan putos, abortistas y drogadictos. Y mire lo que aprendí.
Un día, Jehová, ese simpático fantasma contradictorio, se levantará de mal humor. Lo imagino maldiciendo su próstata mientras orina en dolorosos intervalos, o descubriendo, al abrir la ducha, que el viejo termotanque Volcán ha sucumbido finalmente. En fin, ese día, justo ese día, el Tipo chusmeará qué está pasando acá abajo y se terminará de hinchar los huevos de tanto motochorro suelto y música satánica. Entonces hará lo que cualquier creador del universo entero haría: enviará una horda de emplumados angloparlantes a prender fuego todo y pegar una buena limpiada planetaria.
El primero de estos encantadores plumíferos, si concedemos algo de credibilidad a Scott Charles Stewart, será el arcángel Miguelito, que caerá en plena noche lluviosa, se cortará las alas con un cuchillito, y luego procederá a tomar por asalto un depósito del cual se afanará suficiente armamento como para ocupar Cisjordania por otras 20 o 30 excusas más. Para escapar, notemos, deberá pegarle una buena biava a un policía visiblemente poseído por alguna entidad no humana. Nuestro amado creador, al parecer, ideó el mejor plan de todos para exterminar por completo a la raza humana: los ángeles no vendrán tanto en forma de ángel (usted sabe: musculoso, alado, bardero), sino que, preste atención: los ángeles se te van a meter en el cuerpo, tomando control de él y disparando al bueno. Sí: Dios ama Matrix. Miguel, en cambio, tal vez por una cosa personal con los hermanos Wachowski, ha decidido retobársele al Magnánimo y tratar de hacer zafar a la humanidad.
Pero comencemos a elaborar una lista tentativa de síntomas de santa posesión con lo que hemos visto hasta ahora, ya que nos será útil, créame: a) las pupilas del poseso se dilatarán por completo, insoslayable muestra de intromisión supraterrena, drogadicción o japonesitud animada; b) el poseso hablará en código y con la aspereza del que se ha bajado un cartón de Imparciales; c) los dientes del poseso, en un claro prodigio odontológico, se volverán afilados y punzantes, dándole a su boca un aire más propio de algún fabuloso monstruo mitológico y de putos, como el velocirraptor o el tiranosaurio ¿Hasta acá vamos bien? Bien.
Resulta que lejos de ahí, en un parador en medio de la misma nada llamado "Paradise Falls" (el guionista es un verdadero genio), se cuece el futuro de la humanidad, y se cuece en el mismísimo vientre de una rubia que trabaja de mesera en dicho local gastronómico. Alrededor de la blonda están el hijo del dueño del parador, el cocinero afroamericano, una pareja a la que se le rompió la citroneta, la hija de la pareja, y el dueño del parador, que no es otro que Dennis Quaid. No sabemos mucho del futuro, pero a juzgar por su filmografía reciente, podemos estar bastante seguros que de haber una catástrofe mundial, Dennis Quaid será el padre de alguno. Bien, a este surtido grupo de simpáticos ciudadanos se le suma en breve otro negro que llega al parador en una camioneta pulenta y hip hop al mango (insisto, este guionista es una mente dotada). Luego cae una vieja en andador.
La anciana se pide un bife y charla con la rubia. Al pasar, como hacen las viejas, le pregunta por el padre del feto. La rubia responde sonriente, pero la vieja, que parece que es medio brava, le comenta que el pibe va a arder. Apa. La integrante femenina de la pareja con el meari jodido trata de frenarle el carro, pero la jovata se saca y le empieza a gritar con la vehemencia de un barrabrava. Salta entonces el marido, príncipe posmo, a defender a su amada. Y ahí la septuagenaria, de una, con la velocidad de una mamba, le muerde el cogote como si fuera un Fantoche triple. Para qué. Empieza el griterío, la vieja se sube al techo en actitud arácnida, y Dennis Quaid decide que es hora de pegarle un escopetazo. Ahora, imaginesé, el vejestorio quiebra la cintura como el Burrito Ortega, y Dennis termina, primero, boqueteando el cielo raso y, segundo, fajado por la misma vieja, que lo tira al piso de una sola trompada. La escopeta cae cerca del hijo de Dennis, que apunta a la veterana y valientemente cierra los ojos. El canoso fósil ataca al flaco... patinando. Sí, patinando. En zapatillas. Increíble. Se escuchan unos tiros, y resulta que no son de la escopeta de nuestro héroe sino que provienen de la 9mm del negro jipjopero, que había ido hacer un llamado, volvió, vio el bardo y decidió bajar a la vieja de un certero corchazo. Así sí.
Con la vieja derrotada, podemos hacer una modificación al ítem b) de nuestra lista. Queda entonces así: b) el poseso hablará en código e insultará a cualquiera, ya su voz con la aspereza del que se ha bajado un cartón de Imparciales o la reberverancia del que grita en un galpón vacío. Agreguemos entonces el ítem d): el poseso se trepará a paredes y techos; y el magnífico e): el poseso atacará patinando. Sigamos.
Suben al herido a la camioneta pulenta del asesino de viejas y tratan de llevarlo a algún lado, pero a mitad de camino los agarra un masivo enjambre de moscas y tienen que recular inmediatamente. Minutos después cae un patrullero del cual desciende el arcángel Miguelito, escena seguramente inspirada en un sueño húmedo de Eduardito Feinmann. Luego de un breve altercado, Miguelín les avisa que vienen más como la vieja y entra a repartir ametralladoras a todo el mundo. Sí señores, sí, Eduardito Feinmann ha tenido el mejor orgasmo de su vida.
Ahora, de noche. Se corta la luz y ven venir unas luces. Un camión de helados se aproxima a toda velocidad y para al frente. El heladero baja de la manera más incomoda posible y se pone a oler. Alguno murmura un "pucha, es un heladero común y corriente que ha venido al desierto en medio de la noche a toda velocidad para oler un poco". Pero no, claro que no. El heladero abre desencajadamente la boca (como para tragar un tapir, pongalé), grita y luego estira un par de metros sus extremidades, lo que le da un aspecto de cangrejo japonés. El crustáceo santo se lanza al ataque pero a los dos metros Miguelísimo lo baja con una ráfaga justiciera.
Así es, volvamos a la lista. Sumamos f): la boca del poseso podrá abrirse como para albergar un Torino; y g): las extremidades del poseso se estirarán hasta volver incómodo cualquier intento de ataque.
Muerto el heladero, empiezan a caer todos juntos, en caravana de autos. Infernal tole tole. La noble muchachada se defiende a balazos, con el ex arcángel como líder indiscutido, disparando con dos ametralladoras al mismo tiempo, en una innegable muestra de linaje divino y un pulso envidiable. Al final logran parar a la horda, pero no pueden evitar que rompan la ventana y se afanen al herido, al que se llevan a la rastra.
Al otro día alguien llama a la reciente viuda desde afuera. Ella se asoma a la ventana y descubre a su marido crucificado cabeza abajo con enormes granos moviéndose inquietos. Ella sale a salvarlo, estúpidamente. Los granos se mueven más y más. El negro cocinero la agarra y la lleva para adentro. Los granos enloquecen y su marido estalla, quemando y matando al pobre negro a mitad de camino. Menudo acné.
Vuelve la noche y una camioneta con un niñito adentro queda a merced de los posesos frente al parador. Negro jipjopero salta a salvarlo. Niñito, en realidad poseso, obtiene los nutrientes esenciales que brinda la carne de negro jipjopero y luego trata de matar a la blonda, pero es ajusticiado por Miguelín. Finalmente la blonda da a luz. La viuda del crucificado toma al niño como si fuera una guinda y trata de hacer un try en territorio poseso, pero Miguelín la baja de cuetazo.
Entonces es que cae al rancho el arcángel Gabriel. Dennis Quaid lo ametralla, pero ignora que las alas angelicales fueron diseñadas para repelir las balas. Tipo prevenido este Dios. Quaid muere y el resto trata de huir mientras los dos arcángeles luchan para ver quién es el que hace una mejor fellatio celestial. Gana Gabriel. Sí, Miguelín ha muerto, amigos.
Gabriel alcanza el auto de los fugitivos, se cuelga del techo, el auto se despista y vuelca. Hijo de quaid, blonda y bebé importante tratan de huir a gamba, pero Gabriel les da alcance y los surte a piñas. A punto ya de rematarlos, mientras todos tememos lo peor, cae Miguelín desde el cielo, con nuevas alas, y avisa que Dios cambió de opinión y que ya está, que la corte. Gabriel no hace caso, es fajado y termina pidiendo a los gritos que lo maten, pero Miguelín lo perdona. Discuten sobre quién es el preferido, y ahora gana Miguelín, porque mostró compasión, y eso es lo que el Dios que manda ángeles a eliminar a humanos con centelladas a la yugular quiere, después de todo. Todo culmina con los alados volviendo al cielo, los otros tres mirando el paisaje, y yo con ganas de salir a cascar chupacirios por creer en pelotudeces aún más absurdas que esta infame película.

Film en números:
2 negros muertos.
0 abortos.
1 crucificado.
1 bebé que viene a salvar a todos.
1 vieja muerta.

Tráiler

05 abril 2010

Menú Premium: He Died With A Felafel In His Hands (O La croqueta existencialista de la vida misma)


Bien, Australia suele brindarnos RussellsCrowes y HughJackmans, pero cada tanto exporta algo más que un bloque de granito con músculos torneados y acento banana, y ahí es cuando las rayas hacen justicia (lo cual deja muy mal parados a los cocodrilos, digamosló de una vez). Pero hay otras ocasiones, tal vez pocas, en que entre tanto carilindo y/o zoófilo aparecen joyitas. Es, por ejemplo, el caso de esta película, escrita y dirigida por Richard Lowenstein, muchachín asociado a INXS, a partir de un best-seller de esos lares, en la que un ¿aspirante? a escritor, de lo más looser que se ha visto, trata de sobrevivir en los suburbios de Sydney, entre rituales paganos, feministas lesbianas, ludópatas filonazis, mafiosos de medio pelo, cobradores ignorantes y una policía very pero very bonaerense. Estrenada en 2001, con una banda de sonido increíble, acá se la vio un par de veces por el maravilloso I-Sat.

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